Editoriales

Con Valor y Con Verdad 

El cese de Rocha y Piedra

Irónicamente le sumaría muchos puntos a la Presidenta de la República

Por muchos sexenios, los gobernadores, ministros, senadores, diputados federales y alcaldes eran simples empleados. Que nadie se engañe, sólo valía la voz del Presidente de la República.

Durante el Priato, para decirlo claramente, no se movían las hojas de los árboles si no soplaba el titular del Ejecutivo Federal. Todos eran empleados del huésped de Los Pinos.

Era la época del partido único, que más o menos regresó con el triunfo de AMLO en 2018. Y se facilitó la fórmula con una oposición microscópica. Claro, ahora poseen algunas posiciones estatales el PAN, MC y el tricolor. Pero en nada cuentan en el tablero político.

Por otra parte, como me confirmó el conductor del #AlCierre de El Financiero TV, Leonardo Kourchenko, el presidente Carlos Salinas  hizo el mayor uso de su facultad metaconstitucional de quitar, remover y aniquilar gobernadores como lo deseaba: le cortó la cabeza a 14.

Unos se fueron a su casa amenazados, otros sencillamente desaparecieron, y a otros más los neutralizó jalándolos a su Gabinete.

Claro, fue parte de la presión de la entonces organizada oposición y porque, negociando posiciones, avanzaba la mesa del ajedrez electoral.

Hoy Claudia Sheinbaum tiene 24 gobernadores de su lado, y ocho gobernadores valientes en privado, pero muy dóciles en público; muy gallitos con sus grupos, pero muy obedientes ante la aplanadora de la #4T.

La presidenta ya deshoja la margarita para quitarse de encima al gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, que está señalado como parte fundamental del homicidio de su peor enemigo, Héctor Melesio Cuén, el plagio de “El Mayo” Zambada, y la escalada de violencia que azota al estado que dice gobernar.

Si le pide que se vaya, sería una derrota para el Morena, claro; ¿pero estará dispuesta a seguir siendo blanco de ataques por culpa de un impresentable mandatario, que se contradice cada vez que declara algo?

La mayoría calificada que posee y el control de los congresos locales pero, sobre todo, la legitimidad que le dieron las urnas que la convirtió en la primera mandataria más votada de la historia, le da esa facultad metaconstitucional que ocupó Salinas para despedir a los gobernadores que estorban. Rubén Rocha Moya, sin duda sería el primero.

Y su fuerza va más allá: a pesar de que fue ratificada por dos terceras partes del Senado, la ombudsperson, Rosario Piedra, ella podría lograr que se separe de su cargo -por motivos de salud, por ejemplo-, porque su permanencia le hace un daño terrible a su administración. Sería lo más sano.

El cese de Rocha y Piedra, aunque no lo establece la Constitución, irónicamente le sumaría muchos puntos a la Presidenta de la República.

COLOFÓN:

La Secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, está en guardia por el viaje internacional de la Presidenta, en el G-20.

Los “malosos” aprovechan las ausencias físicas de los mandatarios para hacer de las suyas.

”El Chapo”, por ejemplo, se fugó por segunda vez, cuando Peña y 10 secretarios volaban con destino a París.

POR GUSTAVO RENTERÍA 

COLABORADOR

GUSTAVO@GUSARTELECOM.COM.MX      

@GUSTAVORENTERIA