Salud

UNAM impulsa tratamiento experimental contra el Parkinson con tecnología a escala nanométrica

Investigadores mexicanos desarrollan un dispositivo capaz de llevar dopamina directamente al cerebro

Un equipo científico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) está desarrollando un innovador tratamiento experimental para la enfermedad de Parkinson, basado en nanotecnología, que promete suministrar dopamina de manera directa al cerebro.

El proyecto, liderado por la doctora en Ciencias Bioquímicas Magdalena Guerra Crespo y el estudiante de maestría Francisco Javier Padilla Godínez, consiste en un nano-dispositivo con estructura porosa y amorfa de menos de 100 nanómetros. Esta matriz actúa como un “nanoreservorio” que transporta dopamina mediante interacciones químicas específicas, con el objetivo de suplir la pérdida de este neurotransmisor, característica principal del Parkinson.

Actualmente, la investigación se encuentra en fase preclínica y las pruebas han sido realizadas in vitro. La siguiente etapa será evaluarla en modelos animales, como ratones o ratas, a través de una técnica llamada cirugía estereotáxica, la cual permite insertar el dispositivo en zonas precisas del cerebro, como el cuerpo estriado, región afectada por la disminución de dopamina.

“Lo ideal sería introducir el dispositivo directamente en el estriado para restablecer el equilibrio neuroquímico”, explicó la Dra. Guerra Crespo. No obstante, el equipo también estudia la posibilidad de desarrollar materiales que logren cruzar la barrera hematoencefálica sin necesidad de intervención quirúrgica.

La iniciativa cuenta con la colaboración de la investigadora Tessy María López Goerne, académica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), unidad Xochimilco, y contempla la posibilidad de fabricar estos dispositivos a la medida de cada paciente. Esto permitiría una dosificación personalizada que mejore significativamente su calidad de vida.

Aunque el avance representa una esperanza a largo plazo, los científicos advierten que aún faltan varios años de desarrollo. “Estamos en una etapa experimental y los estudios farmacológicos son prolongados. A futuro, podría derivar en una patente y su eventual comercialización, pero ahora debemos seguir investigando”, concluyó la experta.

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