Editoriales

Una Fe Madura

XXVII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C

“¡Si ustedes tuvieran fe…!”

Lucas 17,5-10

Seguimos profundizando en las actitudes que el discípulo debe

adoptar en su camino hacia Jerusalén y las huellas de novedad

de vida que va pintando en el suelo que pisa. El tema de este

domingo es la fe como actitud y estilo de vida, no sólo como don

de Dios. Con frecuencia olvidamos otro elemento: la novedad

que puede aportar la fe en Cristo en la vida del discípulo,

cualquiera que sea su edad y situación existencial.

Hoy escuchamos una petición urgente, una respuesta que

compromete a Dios –siempre fiel y misericordioso-, un ejemplo

que abre los ojos a quien quiera mirar y la invitación a romper

con todo aquello que pueda apagar la luminosidad de la fe.

“Señor, ¡auméntanos la fe!”, piden Pedro y compañeros ante la

encrucijada de seguir la ley de Moisés (y todo el sistema

religioso construido alrededor de ella), o seguir a Jesús con la

novedad del Evangelio que predica y testimonia. En el texto que

escuchamos parecen estar a punto de definirse. Piden aumento

de fe para andar el camino del seguimiento y cumplir las

exigencias de la misión. ¡Qué bien nos haría una petición así a

quienes tenemos que definirnos ante las ofertas de salvación de

las nuevas, facilonas y engañosas ideologías del momento!

“Si tuvieran fe…” es la respuesta-propuesta tajante de Jesús:

con un poquito de fe podríamos hacer maravillas inimaginables.

Para ello es necesario romper con las ataduras que bloquean la

fe. Dios es fiel, no falla. Jesús es la garantía de la fe; su firma

es la cruz gloriosa… La respuesta comprometida de Dios aplica

también en este tiempo. La fragilidad del discípulo y las

amenazas engañosas de nuestro entorno necesitan de la

seguridad que da la fidelidad de Dios.

“Quien, de ustedes, si tiene un siervo…” ejemplifica Jesús

con un lenguaje cargado de ironía. Describe con maestría laesclavitud del sistema religioso legalista (y cualquier sistema

que humilla y condena al esclavo a servir a un amo despótico).

El que está esclavizado no crece porque no es libre. Quizás

algunos de quienes se confiesan católicos le apuestan a la

mentira, la indiferencia, la sospecha, la queja crónica del

pasado… como sistema de vida. El ejemplo que nos regala

Jesús es una invitación a tomar en serio nuestra fe. No

podemos caer en el engaño del supuesto paraíso de las

‘libertades’ sin responsabilidad, los ‘derechos’ sin obligaciones,

los líderes sin contrapesos, el pasado con impunidad…

Jesús nos invita a vivir el seguimiento con audacia y la misión

con alegría. Él es la verdadera, profunda, sólida y permanente

novedad para quien se abre al maravilloso mundo de la fe.

Examinemos si nuestra fe es de calidad. El Evangelio nos reta a

romper con antiguas y modernas esclavitudes para crecer en la

vida. Una fe madura nos hará caminar confiadamente, aunque,

de momento, pasemos por cañadas y valles oscuros. El justo

vivirá por su fe, anuncia esperanzado el profeta. Así lo

esperamos.

Con mi afecto y bendición para el mes de octubre que ha

iniciado.

+ Sigifredo

Obispo de/en Zacatecas