
VIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C
“La boca habla de lo que está lleno el corazón”
Lucas 6, 39-45
San Ignacio de Loyola hablaba de ‘magis’ (más) cuando invitaba a
sus discípulos a dar más de sí en la vida de cada día. En nuestro
tiempo hablamos de ‘dar el extra’, ‘el plus’, ‘al cien’, cuando
queremos ir más allá de lo ordinario. Dar resultados (buenos,
muchos y rápido) es el nuevo sistema de pesos y medidas en la
sociedad consumista de nuestros días. El sabio del Antiguo
Testamento (primera lectura) dice que “en el horno se prueba la
vasija del alfarero” para indicar la importancia de forjar un buen
corazón (interioridad) a prueba de todo tipo de crisis.
En estos días de ‘conflictos innecesarios’ y violencias varias, no
podemos contentarnos con ver de lejos lo que sucede; tampoco
esperar que sólo la autoridad busque y ejecute las soluciones…
Todos los problemas son complejos. El verdadero discípulo de Cristo
está llamado y urgido a aportar no sólo lo suyo sino el ‘plus’, junto
con/a los demás. Dar frutos buenos es la carta de presentación de
todo aquel que se precie de ser buen discípulo, como lo ha dicho/
hecho el Maestro en las tres sentencias que escuchamos hoy en el
Evangelio.
• “¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego?” Jesús nos envía a
ser discípulos aventajados, no mediocres. ¿Qué es lo que hace
que un discípulo sea maestro? Que sea autocrítico, vea primero
su propia vida, acepte sus limitaciones y tenga actitud de
discípulo. Se trata de aprender a aprender desde la humilde
interioridad. Para ser no violento hay que ser pacífico, así tan
sencillo…
• “¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que
llevas en el tuyo?” ¿Qué es lo que nos lleva a esto? La
respuesta no es sencilla, pero –es mi opinión- la otra persona
nos desilusiona porque no la amamos y, al no amarla, no
aceptamos su realidad. Tendríamos que comenzar por
mirarnos a nosotros mismos y sacar la viga de nuestros ojos.
Otra vez la interioridad…
• “… La boca habla de lo que está lleno el corazón”. Jesús pide a
sus discípulos un estilo de vida que dé permanentemente
frutos de bondad, verdad, libertad, justicia, solidaridad. Esto
exige un comportamiento humilde, coherente, transparente,
generoso. Lo que sale del corazón es lo que mejor revela
quiénes/cómo somos y qué queremos.
Tener comportamientos significativos en favor de los demás es lo que
puede ser alternativa a una sociedad polarizada, basada en lo fácil,
lo que deja ganancia momentánea… El cristiano que pretenda ser
discípulo ‘plus’, en nuestros días, está llamado a sanear su
interioridad; si ésta no está sana, el fruto tampoco podrá estarlo.
El próximo miércoles inicia la Cuaresma, 2025. Excelente
oportunidad para revisar cómo anda nuestra interioridad (que se
asoma por la conciencia) y dejar que Dios entre en nosotros y haga
aseo total en nuestro interior. Entonces se sanearán nuestras raíces
y habrá frutos de reconciliación, fraternidad y paz para todos y en
abundancia… ¡Arrepiéntete y cree en el Evangelio!
Con mi afecto y bendición.
+ Sigifredo
Obispo de/en Zacatecas