
Un médico que se convirtió al cristianismo, reconocido por casar a las parejas jóvenes en secreto, desafiando los designios de un poderoso gobernante. Esa es la leyenda de San Valentín de Roma, a quien buena parte del mundo occidental rinde homenaje el 14 de febrero en el día que lleva su nombre y al que también se conoce como el Día de los Enamorados.
Pero ante todo, la historia de San Valentín es la de un mártir. La decisión que cambió la vida de este hombre, nacido a fines del siglo II en el Imperio Romano, fue la de actuar contra la voluntad del emperador Claudio II, “El gótico”, que había establecido que los miembros de sus huestes no debían casarse, ya que en su concepción, los soldados rendían mejor cuando eran solteros.
Por considerar injusta la medida, Valentín se dedicó a casar en secreto a las parejas de la Antigua Roma que no podían, por los edictos imperiales, contraer matrimonio. De esa forma, su figura pasó a estar asociada con el amor.
Pero su tragedia comenzó después. Según reconstruye la BBC, Valentín fue llamado ante el emperador para dar explicaciones por los matrimonios que desposaba en secreto. Aunque el santo le habló de su religión, Claudio II le exigió que negara su fe y, por consiguiente, los matrimonios que había oficiado, algo que él no estuvo dispuesto a hacer.
En consecuencia, el emperador lo condenó a muerte y fue decapitado. Tras su muerte, pasó a integrar la lista de cristianos martirizados en el Imperio Romano, parte de una persecución que databa del año 64 y que se extendió hasta el año 313, cuando el edicto de Milán legalizó el cristianismo en las fronteras romanas.
Una fiesta cristiana que se tornó laica
A fines del siglo V, el Papa Gelasio estableció que los 14 de febrero se recordaría a San Valentín. Aunque se especuló que la fecha elegida fue la de la muerte del sacerdote, la BBC argumenta que en cambio se trató de la necesidad de adoptar una festividad romana al calendario cristiano, al revestirla con la historia de una figura como la de Valentín.
Aunque la fiesta de San Valentín se celebró por más de 1500 años como parte de la liturgia, en 1969 la Iglesia Católica decidió, a través de su Concilio Vaticano II, dejar de celebrar esta festividad, aunque permitieron que el día quedara asociado a la figura del santo.
Información de La Nación