Aunque constitucionalmente la Guardia Nacional (GN) tiene un carácter civil desde su origen en 2019, en los hechos siempre ha tenido una esencia militar, advirtieron expertos.
Aun cuando proviene de la Policía Federal y está adscrita a la Secretaría de Seguridad federal, la mayoría de sus elementos -al menos 6 de cada 10- proviene del Ejército y la Marina.
El 15 de junio, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que la corporación sería una “fuerza” del Ejército, como lo es actualmente la Fuerza Aérea.
“El debilitar esta institucionalidad civil tenía un propósito de fortalecer al mando militar, eso se señaló de forma reiterada, siempre fue negado, pero con este anuncio se hace explícito que el propósito original era que las Fuerzas Armadas tuvieran el control de la seguridad pública en el País”, consideró el académico Carlos Mendoza.
Francisco Rivas, director del Observatorio Nacional Ciudadano de Seguridad, afirmó que la propuesta es “absolutamente negativa” para la sociedad.
“Me parece sorprendente que México sea el único país que conozco, y que he podido revisar, que desaparezca su institución civil para dejar algo que es militar”, dijo.
El 30 de marzo, López Obrador sostuvo que las acusaciones de que está militarizando el País carecían de toda lógica, aunque menos de tres meses después -el 15 de junio- anunció una reforma constitucional para que la GN forme parte de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
“No quiero que suceda lo que pasó con la Policía Federal, que se integró y se echó a perder”, argumentó.
Mendoza y Rivas alertaron que un cambio de esa naturaleza iría contra el espíritu de la reforma que dio origen a la GN y a contracorriente de los reclamos ciudadanos.
“Es muy lamentable, es un anuncio que formalizaría lo que viene sucediendo en los hechos y que en todo momento se ha criticado. Sin duda (sería) militarización”, sentenció Mendoza.
“El país ya no tiene una institución civil, pero el hecho de que esté adscrita a la Secretaría (de Seguridad) algo nos permite. No han pensado en el daño tan importante que se va tener con riesgos para la gobernanza, para la democracia”, consideró Rivas.
En los hechos, la Guardia Nacional ha tenido esencia militar desde su origen, aunque legal y constitucionalmente tiene carácter civil.
Los integrantes de la corporación tienen instrucción castrense, sus mandos son de la Sedena y su comandante Luis Rodríguez Bucio es un General. Incluso, el reclutamiento es responsabilidad del Ejército.
A la fecha, la Guardia Nacional cuenta con 102 mil 593 efectivos, de los cuales 99 mil 946 son “fuerza operativa” distribuida en 214 coordinaciones regionales de seguridad.
La Sedena tiene en sus filas 165 mil 13 elementos efectivos “reales” desplegados en todo el territorio nacional.
En caso de que avance la reforma presidencial, la institución castrense contaría con un 62 por ciento más de integrantes, hasta sumar 267 mil 606 elementos, debido a la transferencia de los recursos humanos de la GN.
Rivas abundó que la propuesta presidencial no garantiza que habrá una mejoría en términos de seguridad.
“Hay dos temas, uno es el práctico y el otro es el simbólico; desde el punto de vista práctico no hay diferencia, la verdad, la GN es una institución militar que se rige bajo reglas y características militares, que tiene un mando militar, un régimen disciplinario militar, en donde los civiles realmente están relegados”, señaló.
“En lo simbólico, es muy negativo que el Presidente mate con un comentario la institución que acaba de crear, al decir: ‘si no se nos va descomponer’, quiere decir que no confía en la Guardia”.
Rivas advirtió que en los hechos los militares asumieron desde hace años tareas en materia de seguridad.
“Si el Ejército lleva en las calles lo que lleva, si el Ejército es quien lleva el mando de la institución y la violencia es la que es, ¿por qué el pasarla a la Sedena debería mejorar las condiciones?”, cuestionó.
“Lo que creo es que, de base, el Presidente está admitiendo que no va a cumplir muchas de sus promesas, no va cumplir la reducción de la violencia, no va a cumplir el número de elementos que prometió que se formarían al final de su sexenio y tampoco la parte de tener la institución lista”.
Mendoza consideró además que el Gobierno federal usó un discurso tramposo para vender la idea de que la GN tendría carácter civil, cuando en los hechos siempre fue militar, y que el dejarla en manos de la Sedena va contracorriente de los reclamos ciudadanos y es absolutamente condenable.
“Se estableció la Guardia primero desarticulando a la Policía Federal de una manera bastante desorganizada y muy drástica, lo que se hizo fue derrumbar una institución que por supuesto tenía fallas, defectos que tenían que ser corregidos, pero que había costado mucho trabajo establecer”, añadió.