
¿QUÉ TEMPLOS?
XXXII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C
Dedicación de la Basílica de Letrán
Celebramos hoy domingo la Dedicación (con mayúscula) de la
Basílica de Letrán, la primera de entre todas las iglesias del
mundo: la iglesia madre de todas las iglesias, erigida y dedicada
el año 324 de nuestra era, apenas terminadas las persecuciones
de los cristianos… Es la primera catedral en antigüedad y
dignidad, construida por el emperador Constantino… Sigue
siendo hoy la catedral del Papa León XIV que habita en el monte
vaticano pero que tiene su sede, como todo obispo, en un lugar
determinado de su diócesis… Recordemos que el Papa es el
obispo de Roma y, al mismo tiempo, principio de unidad visible
para toda la Iglesia.
¡Cuánta historia! ¡Cuántas historias personales, familiares,
comunitarias! En efecto, la comunidad cristiana ha ido
evolucionando en el tiempo y aprovechando las diversas
circunstancias para cumplir su misión… En los primeros siglos
no había templos para la reunión de los fieles; éstos se reunían
en casas y catacumbas… Las historias que se conservan en
narraciones populares describen cómo los creyentes en
Jesucristo buscaban maneras de alimentar y cultivar su fe en
Él, en cuevas, hogares, cementerios, al aire libre… Todavía los
templos no existían, como los conocemos hoy en día.
Las lecturas propias de este día nos invitan a considerar la
necesidad y la razón de ser de los templos, ayer y hoy. Al mirar
los pueblos y ciudades de siglos pasados vemos que muchos -en
el occidente cristiano- plasmaron su fe y misión, con especial
arte y maestría, en la construcción de santuarios, catedrales,
basílicas, templos, capillas, ermitas… de acuerdo a lo que se
quería manifestar y lograr en el ámbito de la fe y de la tradición.
No hay duda que se logró en su momento y se comunicó a las
generaciones futuras… Hoy son huellas y expresionesexquisitas de fe, identidad, cultura, unidad, misión… Nuestro
presente no se explica sin la admiración, expresión y gratitud a
quienes hicieron de esta confesión de fe, la historia de la Iglesia
local y universal. ¡Cómo disfrutamos los templos y catedrales,
símbolo y profecía de lo que la Iglesia es y está llamada a ser!
También, la palabra que hemos escuchado es una invitación a
volver al sentido original del templo que es Jesucristo, y de los
templos vivos que construimos los cristianos. El texto
evangélico nos invita a revisar el hoy de nuestros templos y nos
lanza a recuperar su verdadera razón de ser: espacio especial de
la presencia providente Dios y lugar de encuentro de los hijos
de Dios, casa de oración y espacio motriz en la construcción de
la comunidad. Nada que ver con un mercado donde se compra y
se vende la salvación con los servicios ofrecidos y pedidos.
Necesitamos de templos materiales y más de templos vivos,
presentes en todas las calles, colinas y montes de nuestra
geografía. También necesitamos purificar y mejorar los
servicios que se ofrecen en torno a nuestros templos.
Con mi bendición desde el templo santo de Dios.
+ Sigifredo Noriega Barceló
Obispo de/en Zacatecas