Editoriales

NLU

Carlos Mora Álvarez
(Segunda y última parte)

En la entrega anterior nos quedamos en el feliz arribo celebrado el pasado 19 de febrero al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles ( NLU ) en la CDMX, provenientes de Morelia, Michoacán donde mi amada GEMY y el que teclea tuvimos una experiencia francamente maravillosa, por inesperada, cuando todo resultó sencillamente perfecto, les comparto a continuación el resto de los detalles, Queridas Amigas, Apreciados Amigos, Admirados Lectores. Previamente les adelante que entre el deslumbrante aterrizaje en medio de los volcanes, el descenso de la aeronave, recoger el equipaje, caminar hacia el hotel y hacer el registro nos tomo si acaso unos 30 o 40 minutos, algo realmente increíble en estos tiempos en cualquier destino. Sin embargo así sucedió, antes de una hora estábamos aposentados en la terraza ubicada en el último piso del desarrollo con una vista preciosa de las incomparables instalaciones de la terminal y sus inmediaciones, lo que nos permitió obsérvalas al detalle, entre las cristalinas paredes con movibles edificaciones – según nos explicó el diligente gerente – además de tener oportunidad de analizar la basta zona de estacionamientos, los cuatro museos, por supuesto la parte con áreas infantiles, para recreación de los niños y niñas. Después de disfrutar extasiados los aperitivos por los alcances visuales, ordenamos los alimentos que de forma sorprendente resultaron de la más alta calidad, entre platillos mexicanos e italianos, el espacio estaba colmado de visitantes, la mayoría extranjeros tan felices como ruidosos, realmente un ambiente festivo, para ser lunes iniciando la semana. Nuestro vuelo del día siguiente estaba reservado a las primeras horas de la mañana, 8:45 AM para ser exactos, por lo que decidimos salir de la habitación a las 6 de la mañana para hacer el recorrido a pie, previo a que amaneciera, cosa que no fue posible, al llegar a la recepción un atento dependiente, nos condujo en la unidad

terrestre por la avenida subyacente, lo que nos dio oportunidad de en menos de 10 minutos llegar a la terminal, obteniendo una nueva perspectiva de las magníficas instalaciones. Una vez dentro del aeropuerto, hicimos un recorrido para conocer al detalle lo más posible de la construcción, las imágenes de cientos de entusiastas pasajeros se desbordaban ante nuestros ojos, tomando varias fotografías con los celulares, para captar las vividas imágenes con multicolores que destacan obviamente el tricolor nacional. Cada una de las aerolíneas tiene en perfecta sincronía y organización sus distintas recepciones, nos tomo si a caso algunos minutos llegar a la nuestra para entregar el equipaje y entrar a la sala de abordaje, llegando directo a la zona de espera en el salón de premier donde fuimos atendidos cortésmente, hasta que apareció el primer contratiempo, que convertimos en una extraordinaria oportunidad, al retrasarse nuestro vuelo, por una inesperada nevada acontecida en la ciudad de Durango, de donde provenía, la oportunidad descrita líneas arriba fue para nosotros el tener un par de horas para recorrer las bastas áreas, y contabilizar los comercios, restaurantes, tiendas y un largo etcétera de locales de la más alta calidad, sin dejar de lado que aún faltan por aperturar más de la mitad, resaltando el auge y sobre todo la movilidad práctica, continúa y eficiente, en todos los aspectos. Algo muy especial resulta la capilla, las áreas sanitarias y las concepciones de clase mundial comparables con cualquier aeropuerto del orbe, atendiendo algunos comentarios de los distintos grupos en los que participo en whats, que me solicitaban comparaciones, solo atine a comentar un par con el mayor de los respetos, señalando que los espacios me recordaban “El Dulles” de Washington, DC o el increíble aeropuerto de Estambul de TURKIA, no sin antes asegurar que este se construyó en menos de 4 años, tiempo que tiene ya la remodelación del mismo de San Diego, en California y que supuestamente terminaran hacia finales del año 2025, que por cierto no podrían ser más parecidos, el nuestro quizá tres veces más grande, en fin, dicen que las comparaciones son odiosas, pero de algo sirven, pasó a concluir. Finalmente despegamos hacia nuestro destino en Colima, de donde regresamos nuevamente al AIFA dos días después, para tener la

experiencia del traslado carretero, hacia el corazón de Polanco en CDMX con el reloj en la mano para corroborar las distintas leyendas urbanas que nos hablaban de horas para llegar de una parte a la otra. La realidad, ya para terminar, salimos del NLU a la 1:15 PM ese inolvidable 21 de febrero y exactamente a las 2:05 PM, ya estábamos disfrutando la tarde en el centro comercial de ANTARES, qué tal los tiempos para acallar voces, que tanto me encanta gozarlo personalmente, como decía el inmortal GABO, vivir para contarla.

Hasta siempre, buen fin.