Editoriales

NLU (Primera Parte)

Carlos Mora Álvarez

“Ay qué bonito es volar

A los de la mañana

A los de la mañana

Ay qué bonito es volar…”

  • LA BRUJA –

José Luis López Santiago

Este mes de marzo del 2024 de recién inicio, se cumplen los primeros dos años de inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (NLU) código de las tres letras designadas por la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, con el que se identifica está terminal aérea y se anota puntualmente en el pase de abordar. Confieso encarecidamente que desde el día 21 de marzo del 2022, cuando personalmente el Señor Presidente de todas y todos los mexicanos el Licenciado Andrés Manuel López Obrador, encabezó la ceremonia de aterrizaje del primer vuelo con las tradicionales mangueras gigantescas enmarcando el avión con chorros cristalinos de agua, tenía una enorme curiosidad por conocer las distintas construcciones, estaba seguro que más tarde que temprano tendría ese privilegio, como aconteció el pasado día 19 de febrero, un recuerdo que guardaré eternamente en mi memoria y mi corazón, guiado de la preciosa mano de mi amada GEMY. Seguramente al igual que ustedes; Queridas Amigas, Apreciados Amigos, Admirados Lectores, Distinguidos Paisanos, hemos escuchado infinidad de anécdotas informativas al respecto de estas instalaciones, particularmente de quienes sin conocerlas – escrito con el más vehemente respeto – generan una opinión de oídas, sin tener la fortuna de visitarlas. Realmente no estábamos totalmente preparados para la gran sorpresa y mayor alegría con orgullo de pertenencia que sentimos, al recorrer la totalidad de sus magníficas instalaciones que enseguida tratare de describir de manera general y coloquialmente. “Señor Rico, si vuelo al AIFA, que hotel me queda más cerca para dormir y tomar otro vuelo al día siguiente ?”, con esa seguridad chilanga (adoro a los defeños) que les caracteriza me contestó con el mayor aplomo posible, “Señor Carlos, no se lo recomiendo sinceramente es una zona prácticamente desértica y no existe nada a los alrededores”, a chiga´ pensé que nada?, a lo que inmediatamente se integró mi adorada esposa a la conversación que terminó en un largo alegato entre ruidoso y divertido, hasta ahí deje la plática, para no ahondar más innecesariamente hasta tener mayor información. Pero vamos por partes como dicen que bien (o mal) decía Jack “El destripador”, para que teníamos que ir a ese aeropuerto en particular y la conclusión era más práctica que sencilla, volaríamos de Tijuana a Morelia a pasar el fin de semana previó y de ahí a Colima con escala en la CDMX, con parada obligada en el AIFA, lo cual me pareció muy lógico, además de contar con la monumental oportunidad de finalmente conocerlo. Lo que no tenía lógica era llegar al NLU, para tomar un trasporte terrestre hasta las inmediaciones de la capital a supuestamente más de dos horas de dicho aeropuerto, así que en la mañana siguiente le pedí a mi GEMY, excepcional para esas cosas, como muchas otras, que revisara bien porque seguramente existiría algo más cercano que lo descrito por el Señor Rico, que dicho sea de paso, tiene más de 5 años guiándome por la ciudad sin el menor sobresalto, con la mayor pulcritud. Pues bien en menos de 5 minutos ya teníamos la reserva lista a un precio muy accesible en un hotel de 4 estrellas, a escasos 10 minutos caminando desde la terminal, acción que sonaba genial pero que contrastaba con mi escepticismo natural, por lo que de cualquier forma le pedí al Señor Rico que nos esperara ante alguna eventualidad en una zona supuestamente en “medio de la nada”, vaya sorpresas te da la vida, como magistralmente canta don Rubén Blades, en su inolvidable interpretación de “Pedro Navajas”. Salimos del sencillo aeropuerto de Morelia a las 2 en punto de la tarde, con cierto aire aventurero para llegar en menos de 1 hora después extasiados arribando al nuevo aeropuerto, maravillados por infinidad de aspectos, les describo algunos cuantos, porque esto ya se está alargando, lo que seguramente tendrá que continuar en la próxima entrega, concluyo con tres sencillos detalles. Primero, el nivel de aproximación de la nave es totalmente imperceptible, con una tranquilidad y acercamiento incomparable, como jamás me había sucedido en más de 50 años de aterrizar en esa ciudad. Segundo, la pista (pistas en plural muy pronto) evidentemente nuevecita es de la mayor calidad, en la siguiente columna comentaré algunas comparaciones respetuosas que me solicitaron algunos compañeros incrédulos. Tercero, se imagina usted emocionada pasajera o pasajero, aterrizar en medio de dos bellísimos volcamos que a la distancia iluminaron nuestra llegada de un forma mística, no es pregunta, es simplemente una sensación encantadora, agrego para terminar un pequeño detalle más, entre el aterrizaje, bajar de la aeronave, recoger las maletas y llegar al hotel a registrarnos, nos tomo menos de media hora, nunca nos había sucedido eso en ningún otro destino, a usted sí???… Continuará.

Hasta siempre, buen fin.