Estas tradiciones, algunas ancestrales y otras de origen más reciente, reflejan la diversidad de México
El Día de Muertos, una celebración que data de la época prehispánica, se ha convertido en un emblema de la cultura mexicana, reconocido por su colorido, sus altares, y su especial conexión entre los vivos y sus seres queridos fallecidos. Sin embargo, a lo largo de México, existen algunas tradiciones tan particulares como fascinantes que pueden resultar sorprendentes incluso para quienes están familiarizados con esta fiesta. Aquí exploramos algunas de las tradiciones más extrañas de esta celebración, que muestran la diversidad cultural de México.
1. Las calaveritas de azúcar personalizadas
Aunque las calaveritas de azúcar son conocidas a nivel mundial, pocos saben que en México es costumbre escribir el nombre de la persona que las recibe en la frente de la calavera. El dulce simboliza la aceptación de la muerte, pero con un toque de humor: se regalan a los amigos y familiares vivos para recordarles que algún día también ellos serán “calaveras”. En algunas regiones, incluso es común regalar calaveritas con el nombre del difunto, que se colocan en el altar como ofrenda.
2. La danza de los Tecuanes en Guerrero
En el estado de Guerrero, una de las tradiciones más llamativas es la danza de los Tecuanes, una representación donde los pobladores disfrazados de animales y personajes mitológicos bailan en honor a los muertos. La danza, que suele ser ruidosa y enérgica, simboliza el encuentro entre vivos y difuntos, y se utiliza para “espantar” a los espíritus malignos. Es un espectáculo muy peculiar, ya que mezcla elementos de carnaval con la solemnidad de esta celebración.
3. El baño de pétalos y el “lavado de huesos” en Pomuch, Campeche
En Pomuch, un pequeño pueblo en Campeche, el Día de Muertos se celebra con una ceremonia que puede parecer extraña para algunos: el “lavado de huesos”. Los restos de los difuntos se guardan en pequeñas cajas de madera que, al llegar la fecha, son limpiadas cuidadosamente por sus familiares, quienes colocan pétalos de flores frescas alrededor de los huesos. Esta tradición maya tiene un profundo significado de respeto y cercanía con los ancestros, y se considera una manera de mantenerlos “vivos” en la memoria de sus descendientes.
4. La quema de papalotes en Xalpatláhuac, Guerrero
En el Día de Muertos, el pueblo de Xalpatláhuac, Guerrero, realiza una tradición única: la quema de papalotes, o cometas de papel, que se encienden y se elevan al cielo. Esta actividad representa el envío de mensajes a los muertos, y se cree que la luz de los papalotes permite a los espíritus encontrar su camino de vuelta al inframundo. Es un espectáculo impresionante y espiritual que combina el arte de las cometas con un profundo respeto hacia la vida y la muerte.
5. El entierro de los vivos en Chiapa de Corzo, Chiapas
En Chiapa de Corzo, Chiapas, existe una tradición que parece de película: el “entierro de los vivos”. Este ritual, que tiene lugar como parte de las celebraciones de Día de Muertos, consiste en enterrar a una persona viva (usualmente un voluntario) para representar la muerte y resurrección simbólica. La comunidad participa y ayuda a desenterrar al “muerto” al final de la ceremonia, en una especie de catarsis colectiva que recuerda la conexión entre la vida, la muerte y la regeneración.
6. Las ofrendas gigantes en Huaquechula, Puebla
Huaquechula, en el estado de Puebla, es famoso por sus enormes altares de tres niveles, que simbolizan la Tierra, el purgatorio y el cielo. Estos altares están adornados con flores, velas y fotografías, y se cree que actúan como una guía para que los muertos encuentren el camino a la luz. Es tan importante la construcción de estos altares que cada familia destina meses para su preparación y hasta miles de pesos en su elaboración.
Estas tradiciones, algunas ancestrales y otras de origen más reciente, reflejan la diversidad de México y su singular manera de celebrar el Día de Muertos. Desde las calaveritas de azúcar personalizadas hasta el “lavado de huesos”, todas son muestras de un respeto profundo por quienes ya no están y de la celebración de la vida misma, en una fiesta que trasciende el miedo y celebra el reencuentro anual con los seres queridos que ya se fueron.
Con información de Baja News