Editoriales

La Familia de Jesús y la Nuestra 

La Sagrada Familia de Jesús, María y José

“Toma al niño y a su madre y huye a Egipto”

Mateo 2,13-15.19-23

La liturgia católica relaciona sabiamente el nacimiento de Jesús con su

familia: celebra esta fiesta en el entrañable tiempo de Navidad. No

nos extrañe que este acontecimiento toque las fibras más profundas

de las familias.

¿Por qué el Padre eterno quiso que su Hijo viniera al mundo en una

familia? Hacía muchos siglos -según nuestro marco del tiempo- que

había creado al ser humano. Había tenido tiempo para observar cómo

evolucionaba la familia en su manera de comportarse ante las

situaciones complejas de la vida. Seguramente había escuchado

gratitudes y quejas, búsquedas y fracasos.

Dios pudo haber hecho otro diseño para que su Hijo viniera al mundo.

Eligió, sin embargo, seguir el camino que seguimos los seres

humanos; quiso compartir a fondo nuestra condición humana. Vivió

nuestras incomodidades y desconciertos cuando aparecen situaciones

adversas; lo hemos escuchado en el Evangelio. Dios ha considerado

que la familia es la mejor escuela de vida para todo ser humano; la

encarnación del Hijo de Dios no es ajena a la familia.

Después de 2025 años, Dios sigue dando su aval a la familia. La ha

creado como el mejor espacio para que el ser humano sea gestado,

nazca, crezca, madure y sea persona de bien. Es el mejor ambiente/

escuela para que el ser humano sea amado, comprendido, perdonado,

protegido. Es la mejor universidad para que el ser humano ‘mame’ y

aprenda los valores que dan sentido y sostienen la convivencia

humana; en pocas palabras, para que el deseado desarrollo humano

sea viable. La familia sigue siendo la principal agencia para soñar y

construir un mundo fraterno, pacífico, amable, justo.

Las nuevas culturas están buscando suplir a la familia ‘tradicional’

como base de la convivencia social. Bien sabemos de las tremendas

dificultades que deben afrontar las familias ante los embates del

consumismo, las ideologías de género y las visiones utilitaristas. Las

consecuencias del descuido de la familia están a la vista: inseguridaden todos los campos, no respeto a la vida, el hijo convertido en

estorbo, el hermano en enemigo, el prójimo en mercancía, indiferencia

social, corrupción y perversión; es decir, la cultura de la muerte como

estilo de vida.

Hoy contemplamos a José y María en una de las actitudes más nobles

de todo padre/madre de familia: el cuidado hacia su hijo en situación

de vulnerabilidad. La familia es el cobijo más seguro ante las

adversidades. María y José están dispuestos a todo con tal de que su

hijo esté protegido y vuelva con ellos.

La lección aplica en los tiempos que vivimos: la familia está llamada a

ser el espacio más seguro para afrontar las adversidades que se

presentan en la vida. Desde luego, la escuela que nos lance a edificar

el mundo nuevo que anuncian los ángeles y pastores en el nacimiento

de Jesús. Esto puede acontecer si volvemos a creer en el matrimonio

como cimiento/sostén de una familia con bases sólidas y con horizonte

de trascendencia.

Con la bendición de Dios al terminar el año 2025.

+ Sigifredo

Obispo de/en Zacatecas