Editoriales

La arquitectura de la Sagrada Familia

La Sagrada Familia es un templo cristiano y comparte muchos elementos con otros templos históricos. No obstante, tiene unos rasgos arquitectónicos que la diferencian del resto.

Un templo es una edificación, grande o pequeño, antiguo o moderno, de gran tamaño o de dimensiones reducidas, que tiene como finalidad principal celebrar el misterio central de la fe cristiana, que es la eucaristía o Divina Liturgia. En la eucaristía se recuerda la última cena de Jesús con sus discípulos , el día anterior a su muerte en la cruz. Por ello, en un lugar central de la Basílica se encuentra el altar, que tiene forma de mesa y que simboliza el sepulcro de Jesucristo, muerto y resucitado. En la Sagrada Familia, a diferencia de otras iglesias, hay un único altar, de piedra de pórfido. También por ello, como en tantas otras iglesias cristianas, la planta de la Basílica de Gaudi tiene forma de cruz. El altar se sitúa aproximadamente donde se cruzan el brazo largo (90 m), el que va de la puerta principal al ábside, y el brazo corto o transepto (60 m). Además, en cada punta de tres de los brazos que forman esta gran cruz arquitectónica se muestra uno de los tres momentos culminantes de la vida de Jesucristo, el Hijo de Dios: (a) Su nacimiento, (b) su pasión, muerte y resurrección , y (c) su gloria, presente y futura. Esta es la razón por la cual la Sagrada Familia tiene tres fachadas con sus respectivas puertas de acceso a la Basílica: (a) la fachada del Nacimiento (la de la calle de la Marina), (b) la fachada de la Pasión (la de la calle de Sardenya) y (c) la fachada de la Gloria (la principal, en la Calle de Mallorca).

El ábside
En el extremo superior de la cruz que forma el interior de la Sagrada Familia, no encontramos ninguna fachada, sino el ábside, de forma semicircular, que cierra la Basílica por la parte posterior (calle de Provenca). El ábside es un espacio en el que se representa al Dios que crea todo el universo, junto con el Hijo y el Espíritu Santo: el triángulo (tres ángulos que simbolizan a las tres personas de la Trinidad) que se encuentran en el cimborrio del ábside así lo recuerda. Pero en el ábside también se representa al Espíritu Santo, en el gran lampadario que colgará del cimborrio y que tendrá siete grandes lámparas, signo de los siete dones del Espíritu Santo a toda la humanidad. De este lampadario, el cual endosela el altar, cuelga la imagen de Cristo en la cruz.
Así pues, cuando desde el fondo de la Basílica el visitante mira hacia el ábside con el altar, descubre la representación de las tres personas divinas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.