Editoriales

Historias de Baja California ( XIII )

Carlos Mora Álvarez

En la entrega previa sobre las anécdotas recordadas y conocidas sobre nuestro amado pedacito de Patria, comentábamos de las distintas vivencias en la preciosa capital Mexicali, Baja California. Hoy regreso con algunas estadísticas deslumbrantes, que me acaba de regalar mi hermano de vida, el Delegado Federal de la Secretaría de Gobernación en la entidad, licenciado Miguel Lepe Bravo. Resulta, resaltó y relató que en el Valle de Mexicali existen 822 kilómetros lineales de canales, con sus respectivas tuberías, que forman parte de la infraestructura hidráulica que permite la producción agrícola de sus más que abundantes tierras en generación de riqueza con una densidad de 200 mil hectáreas que la circundan. Todo esto, gracias a la gran visión, por supuesto a la altura de miras, del Gobernador Don Milton Castellanos Everardo, además del apoyo incondicional y permanente del Presidente de la Republica Don Luis Echeverría Álvarez. Destacándose invariablemente la construcción de la fase donde arranca la famosa carretera Transpeninsular, que corre a lo largo de todo El Mar de Cortés hasta la hermosa punta de Los Cabos, obra emblemática de la gestión del padre de la frase “Arriba y adelante”, tan gratamente recordado en toda la región, por su amor incondicional en la participación del desarrollo medular que inició prácticamente hace apenas medio siglo. Sin embargo, el escribiente tecleaba en las columnas anteriores, que con la capital tengo un largo romance que se acrecienta a partir del año 1995, se engrandece a partir del año 98, para dimensionarse en los años del 2013 hasta el 18, agigantándose monumentalmente hasta el pasado mes de marzo de este deslumbrante 2023, les narro una parte del porqué Queridas Amigas, Apreciados Amigos, Admirados Lectores, a continuación. En 1995 arrancó la convocatoria para buscar al sucesor del Licenciado Ernesto Ruffo Appel en la Gubernatura, el primer titular del ejecutivo estatal venía de un partido distinto al del Presidente de México, el PRI, cuyas iniciales eran en ese entonces ( como dice mi amada GEMY ) las del Doctor en Economía Don Ernesto Zedillo Ponce de León, con más de 7 décadas de gobiernos priistas. En el libro ¨Los Dones I¨ donde por cierto, están incluidos los Gobernadores Don Milton Castellanos, el propio Don Ernesto Ruffo, Don Óscar Baylon Chacón, Don Héctor Teran Teran, Don José Guadalupe Osuna Millán y el admirado (cuasi bajacaliforniano) Presidente Zedillo. Incluyo además varias de mis apreciaciones sobre cada uno, del propio ex alcalde de la bella Ensenada, destacó la credencial de elector con fotografía y su legendaria frase “Me atienden, pero no me entienden”, en las próximas entregas platicaremos más de él. Señalaba líneas arriba el término “Convocatoria”, por una razón en particular, era obvio que el candidato del Partido Acción Nacional sería el entonces Senador Teran, que gozaba de gran aceptación y reconocimiento nacional, además de haberse preparado a lo largo de su vida para asumir el cargo, aunque por otra parte el partido de enfrente, el PRI, tenía ánimos de revancha, de regreso, preparando una estrategia para la elección interna que resultaba atractiva por Innovadora, pero sobre todo, porque además por primera vez en ese instituto político, aparecía una verdadera intención democrática, aunque a la postre pudo más la inacción, la desconfianza, por supuesto la “línea”, que seguía prevaleciendo, con algunos “vivos”, vendiéndola, tratando de aplicarla, como sucedió a lo largo de las siguientes dos décadas de abusos, sometimientos e irresponsabilidades de aquellos que vivieron eternamente de la derrota, que aún hoy quisieran revivir, sin gallardía, con poca madurez, por no conocer algo tan claro, como sencillo llamado integridad, al igual que dignidad, honradez, principios, valores, gratitud y amor con respeto a nuestra bendita tierra. Afortunadamente en medio de ese torbellino, de ese triste vendaval político ausente de respeto o clase, apareció brillando, con su prestancia distinción y elegancia mi querido padrino y maestro de vida, Don René Treviño Arredondo, que con su presencia fosforescente todo lo iluminaba…… Continuará.

Hasta siempre, buen fin.