Salud

Estados Unidos da autorización final a las vacunas contra COVID-19 para niños de 5 a 11 años.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés) dieron el martes el disparo de salida de una campaña para vacunar contra el COVID-19 a los 28 millones de niños en edad de escuela primaria del país, recomendando el uso generalizado de dosis tamaño infantil del antígeno fabricado por Pfizer y BioNTech.

Se espera que las inyecciones en los brazos pequeños comiencen esta semana. Pfizer ya está enviando los primeros pedidos, con ampolletas con tapas naranjas distintivas, a estados y farmacias de todo el país.

Los niños de entre 5 y 11 años obtendrán dos inyecciones de la vacuna, a un tercio de las dosis para adolescentes y adultos, administradas con tres semanas de diferencia.

Los CDC estiman que, si el antígeno se usa ampliamente, se podrían prevenir 600.000 nuevas infecciones por coronavirus entre ahora y el próximo marzo, asimismo, la disminución actual de nuevos casos se aceleraría.

La Dra. Rochelle Walensky, directora de los CDC, indicó que estaba encantada de extender la protección que ya disfrutan 193 millones de estadounidenses a un grupo cuyas vidas se han visto trastornadas por la pandemia de 20 meses.

“Sabemos que millones de padres están ansiosos por inocular a sus hijos”, comentó Walensky, y agregó que el martes será “un día monumental en el curso de la pandemia”.

La recomendación de los CDC se aplica universalmente a los niños de 5 a 11 años, independientemente de si han tenido una infección previa por coronavirus o si tienen una afección médica subyacente que los pondría en mayor riesgo de sufrir un caso grave de COVID-19.

“Como madre, animo a los padres que tengan preguntas a que hablen con su pediatra, enfermera de la escuela o farmacéutico local para aprender más sobre el antígeno y la importancia de inocular a sus hijos”, señaló Walensky.

En California, las vacunas no estarán disponibles hasta que sean aprobadas en una revisión adicional por el Grupo de Trabajo de Revisión de Seguridad Científica de los Estados del Oeste, una coalición de expertos en salud pública de California, Nevada, Oregón y Washington. Eso podría tardar un día más en completarse.

La acción de los CDC se produjo pocas horas después de que un panel de asesores independientes emitiera un respaldo total del antígeno de Pfizer-BioNTech para niños pequeños. Después de reuniones informativas que determinaron que la vacuna tiene una efectividad superior al 90% en la prevención del COVID-19 en niños de 5 a 11 años, el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización de los CDC votó unánimemente para recomendar su uso en todos los pequeños de ese grupo de edad.

“Basándonos en nuestra experiencia y la información que tenemos, todos estamos muy entusiasmados”, explicó la Dra. Beth Bell, miembro del comité y profesora de salud global en la Universidad de Washington.

Después de las votaciones, varios miembros del panel indicaron que estaban ansiosos por vacunar a los jóvenes de sus familias.

“Voy a llevar a mi hijo para recibirla”, comentó Verónica McNally, abogada en West Bloomfield, Michigan.

La Dra. Sarah S. Long, especialista pediátrica en enfermedades infecciosas de la Universidad de Drexel, señaló que la acción de los CDC hace que tres de sus nueve nietos sean elegibles para el antígeno. “Para este día en la próxima semana”, agregó, solo su nieto más joven estará sin vacunar.

“Apoyo mucho esta recomendación en su máxima extensión como un ‘debería’, no un ‘tal vez’, para todos los niños de este grupo de edad”, comentó.

Si bien los niños son mucho menos propensos que los adultos a enfermarse gravemente por una infección de coronavirus, la pandemia ha cobrado un alto precio en este grupo de edad.

El suyo es el grupo con más probabilidades de ser hospitalizado con una afección llamada síndrome inflamatorio multisistémico (MIS-C por sus siglas en inglés), en la que el sistema inmunológico responde a una infección por SARS-CoV-2 atacando el tejido sano. A principios de octubre, un total de 2.316 niños en edad de escuela primaria en Estados Unidos habían sido hospitalizados con MIS-C.

En total, 8.300 niños de 5 a 11 años han sido hospitalizados con COVID-19 y 94 han muerto, según los CDC. Aproximadamente dos tercios de los que han sido internados en el hospital tenían alguna condición de salud crónica que los ponía en mayor riesgo, como asma, obesidad, problemas cardíacos o un sistema inmunológico comprometido. Pero un tercio estaba completamente sano antes de su batalla con el COVID-19 severo.

Después de un año escolar desafiante marcado por el aprendizaje a distancia y los protocolos de aula modificados, en el verano las cosas empeoraron. Durante un período de seis semanas entre fines de junio y mediados de agosto, cuando la variante Delta se estableció en Estados Unidos, las hospitalizaciones por COVID-19 entre niños y adolescentes aumentaron cinco veces.

Incluso después de infecciones leves, al menos el 7% de los niños de este grupo de edad parecen sufrir de COVID prolongado, una afección misteriosa en donde los síntomas, que incluyen tos, dolores musculares, problemas respiratorios y dificultad para concentrarse, pueden persistir durante meses.

Los niños han jugado un papel importante en la propagación del virus porque pueden portarlo y transmitirlo incluso cuando no presentan síntomas. Los CDC estiman que, si continúan las tendencias de transmisión recientes, la vacunación de solo nueve niños en este grupo de edad evitaría una nueva infección, y la inoculación de 2.213 evitaría la hospitalización de un menor.

Con su votación del martes, el panel asesor de los CDC hizo a un lado las preocupaciones sobre los casos de miocarditis, una inflamación del músculo cardíaco, relacionada con la vacuna. La afección es rara: Se ha detectado en 877 residentes de Estados Unidos menores de 30 años que recibieron el antígeno de Pfizer o uno similar fabricado por Moderna, de un total de 86 millones de dosis administradas a personas de ese grupo de edad. La afección generalmente se resuelve con medicamentos de venta libre y reposo, ninguno de los casos ha sido mortal.

Sin embargo, la semana pasada, las preocupaciones sobre cómo este raro efecto secundario del antígeno afectaría a una multitud de niños preadolescentes hicieron que varios asesores de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) sugirieran que una implementación más limitada de la vacuna sería una apuesta más segura.

Los ensayos clínicos de Pfizer en niños de 5 a 11 años detectaron muchos casos de fatiga, dolor de cabeza y dolor en los brazos. Pero no detectaron señales de miocarditis, y era poco probable que lo hicieran, dado su tamaño limitado.

El Dr. Matthew Oster, cardiólogo pediátrico de Children’s Healthcare of Atlanta, explicó a los miembros del panel de los CDC que creía que la miocarditis era “menos probable” que se observara en los niños más pequeños después de la vacunación, en comparación con los adolescentes y adultos jóvenes. La miocarditis “clásica”, que a veces se desarrolla como consecuencia de una infección, rara vez se observa en niños preadolescentes, lo que sugiere que los cambios hormonales pueden influir, señaló.

Independientemente de la edad o el sexo del paciente, agregó Oster, “contraer COVID es mucho más riesgoso para el corazón”, en comparación con inocularse para prevenirlo. Cuando se le preguntó si los beneficios de la vacuna de Pfizer-BioNTech superan sus riesgos para los niños pequeños, su respuesta fue inequívoca.

“En mi opinión, sí”, subrayó Oster.

A medida que la vacuna de Pfizer-BioNTech comience a llegar a los consultorios médicos y farmacias, los sistemas de monitoreo establecidos por los CDC y la FDA revisarán los registros médicos y los informes de las líneas directas para detectar cualquier aumento en la miocarditis entre los niños recién vacunados. Varios asesores de los CDC señalaron que se sintieron tranquilos por la visión en evolución de los expertos sobre la miocarditis, así como por la vigilancia del gobierno federal para darle seguimiento.

“Entendemos que la gente tiene preocupaciones legítimas y muchas preguntas”, señaló Bell. Ella animó a aquellos con dudas persistentes a discutir los problemas con sus pediatras u otros asesores de confianza y “realicen lo que tengan que hacer para sentirse cómodos con sus decisiones”.

En una encuesta elaborada en septiembre para los CDC, el 35% de los padres de niños de 5 a 11 años respondieron que “definitivamente” vacunarían a sus hijos una vez que las inyecciones estuvieran disponibles, y el 26% indicó que “probablemente” lo harían.

Entre los padres que no estaban seguros, el 45% expresó su preocupación por los efectos secundarios a largo plazo, el 28% estaba intranquilo por los efectos secundarios cardíacos en particular, y aproximadamente el 25% señaló que simplemente no confía en los antígenos contra el COVID-19. Además, 1 de cada 10 indicó que no veía al coronavirus como una amenaza.