Editoriales

El Cuidado de los Animales

UNAM: soluciones al abandono de perros y gatos en México

Pepe Herrera / Diana Rojasseptiembre 5, 2024

De acuerdo con la organización Mars Petcare, en México al menos 29.7 millones de perros y gatos viven en la calle y esa cifra puede incrementar, ya que el Congreso de la Ciudad de México estima que cada año se abandonan 500 mil. Abandonar a un animal en la calle tiene varias repercusiones negativas para ellos. Los animales en situación de calle sufren diversos riesgos como padecer hambre, sed o enfermedades, y están expuestos a accidentes, maltrato y abuso sexual. Abandonarlos es una experiencia traumática que afecta su salud física y emocional, y su confianza en el ser humano. Pero no solo eso…

Los animales abandonados pueden transmitir enfermedades infecciosas y parasitarias a las personas, como la rabia, la tiña, la sarna, las pulgas y las garrapatas; además, generan problemas ambientales con la presencia de heces o cadáveres en los sitios de reunión de familias y perjudican la biodiversidad.

Aunque México es el país con más perros callejeros a nivel mundial, este hecho genera consecuencias mundiales y no distingue entre naciones desarrolladas o subdesarrolladas. Italia y España son de los países europeos que también padecen este problema 

Resolver esta condición necesita el análisis de diversos enfoques que respondan cuestiones básicas, pero que se sustenten con un trasfondo importante. Por eso, desde antes de la pandemia, un equipo de la FES Cuautitlán(Facultad de estudios superiores de la UNAM) integrado por los académicos Patricia Mora Medina, Francisco Carbajal Merchant, Diana Merino Lima y Nora Flores Huitrón trabaja en un programa elaborado desde distintas perspectivas para reducir la cantidad de perros callejeros.

“Lo que se busca con esta iniciativa es incentivar una adopción responsable; es decir, que antes de que los tutores (Nombre que ahora se dá a una persona que poseé un perro o gato), antes de que estos tutoresadopten un animal de compañía, reflexionen si tienen todos los elementos (economía, espacio, tiempo) para darle una buena calidad de vida y que también hagan una reflexión de lo que conlleva después de adoptarlo (vacunación, que el animal crece). Si fomentamos esa reflexión en los tutores o posibles tutores, sensibilizamos sobre la responsabilidad que trae adoptar”, explicó Mora Medina, uno de los investigadores

Este proyecto tiene una visión multidisciplinaria porque una tenencia responsable no solo se basa en cumplir con lo básico (como vacunar al animal, bañarlo y alimentarlo), sino que también involucra entender su comportamiento a lo largo de su vida.

“Parte del problema de los perros callejeros se da por un mal proceso de adopción. Las personas muchas veces se van por el perro de moda. Quieren tener uno como Hachi, Proteo o como Frida creyendo que ya traen un chip integrado de educación y adiestramiento, pero no es así. Y, cuando se dan cuenta de que el ejemplar es travieso o destruye las pertenencias de sus tutores, los corren a su suerte. Esto es algo que se pudo evitar si se hubiera analizado el contexto del animal, en cuanto a su comportamiento, la condición mental, el costo económico, el tiempo que requiere… en fin, situaciones que realmente se pasan por alto y que es importante analizar”, expresó.

El futuro tutor, antes de adoptar debe ser concientizado acerca de temas como la dieta, el espacio, el ejercicio y la atención médica que necesita el perro o gato que va a ser adoptado y además, el análisis de las características del animal, entre otros aspectos.

Muchas veces los tutores piensan que adoptar un perro o gato es sencillo, pero no y por eso FES Cuautitlán ofrece pláticas a fín de ir fomentando algo que se llama tenencia responsable, lo que implica asegurar el bienestar de los animales y de las personas que conviven directa o indirectamente con ellos”, señaló.

Si bien las pláticas se han impartido a miembros de la sociedad civil, también se ha buscado que actores políticos sean conscientes de la labor que se está realizando y que la repliquen con el fin de tener mayor impacto. “Todos estamos sensibles ante este tema y buscamos ayudar de la mejor manera desde nuestro sitio. Pero de lo que se trata ahora es que esa sensibilización la transformemos en concientización, y que tanto tutores como autoridades vean el impacto que genera abandonar un perro”, comentó Carbajal Merchant.

Por su parte, Nora Flores Huitrón resaltó que las pláticas se abordan bajo un concepto que contempla la tríada animal-humano-ambiente, ya que detrás de un perro callejero usualmente hay una persona que ya no quiso ser responsable y que difícilmente reflexiona sobre el impacto que generó al abandonar al can.

“En México tenemos una deuda no solo con los perros callejeros, sino incluso con aquellos que son de casa, ya que a veces están en condiciones insalubres o abandonados en la azotea de casa. Pero, si hablamos particularmente de los callejeros, el hecho de que estén sin hogar tiene un trasfondo, que usualmente es el abandono por parte de sus tutores”.

En cuanto al impacto a nivel social, explicó que un perro en la calle no solo puede transmitir enfermedades, sino que puede formar jaurías y atacar a las personas. Advirtió que los gobiernos ya no podrían contar con las herramientas para controlarlos y mencionó el ejemplo de Chile, donde se discutió la alternativa de permitir su cacería, pero afortunadamente no se aprobó.

“Lo que buscamos con la plática es resaltar que nosotros, los seres humanos, somos la causa, y que empecemos a realizar acciones en con miras a de disminuir su proliferación”, agregó.

Albergues ya no son suficientes

Al respecto, Diana Merino Lima advirtió que tenemos muy idealizados a estos centros, llamados albergues cuando en realidad “no son una opción para contrarrestar los altos números de perros callejeros”.

“Es cierto que son lugares que ayudan, pero cuando uno se acerca y ve lo que hacen con lo que tienen, hacen milagros. He visitado siete albergues en la zona del Valle de México y todos presentaban el doble o triple de su capacidad. Entonces ya no son espacios que brinden bienestar a los perros callejeros, porque ayudan a tantos que la comida no alcanza ni el tiempo, porque puede haber hacinamiento, o el tiempo que se les puede dedicar es nulo o insuficiente, y desafortunadamente eso afecta el bienestar de los canes”, indicó.

El pasado 18 de febrero, de 2024 el Centro de Transferencia Canina (CTC) del Metro de la Ciudad de México, (Un espacio para el cuidado integral de los canes que son rescatados en las zonas de vías de las 12 líneas que integran la red), dió a conocer que tenía una sobrepoblación del 30 por ciento. A pesar de que este albergue es una iniciativa del Gobierno capitalino, sobrevive a través de donaciones que hace la sociedad o por medio de alianzas con ciertas marcas de comida para perros.

“Los albergues no están regulados y la mayoría funciona a través de donativos o limitados insumos propios. Como no tenemos registros de cuántos albergues hay, y no se lleva un control de sus operaciones, no sabemos cuáles sí brindan la ayuda de verdad y cuáles no. Usualmente se parte de una buena intención, pero a veces los responsables o colaboradores no cuentan con la capacitación técnico-científica e incluso pueden llegar a hacer mal uso de los recursos que les brinda la sociedad. Estamos llegando a un punto donde debemos exigir que se generen políticas públicas para regularizar la operación de estos sitios, señaló Merino Lima.

Por otro lado, agradeció a los rescatistas independientes que alojan en sus casas a perros y gatos, pero hizo notar que esto puede traer problemas a la larga. “Hay personas que ayudan de corazón, pero llega un punto donde ya tienen cuatro o cinco perros en casa. Entonces, además de no tener el espacio necesario, la situación se torna difícil por el gasto que representa cubrir todas las necesidades de los animales, y también pueden existir problemas de conducta debido a la falta de atención”.

“La tasa adopción-devolución que tenemos tiene un déficit del 40 por ciento. Es decir, hay más devoluciones que adopciones. ¿Por qué ocurre esto? Porque el perro que escogí es muy activo, o no es muy cariñoso. Entonces, debe existir un involucramiento importante a la hora de adoptar; es necesario saber a quién voy a adoptar y lo que puedo yo ofrecer”, apuntó.

Finalmente, indicó que, si no se soluciona el problema de la sobrepoblación en albergues, podríamos llegar a un punto similar al de Turquía o Estados Unidos, donde se dápunto final a la vida de los perros que después de cierto tiempo no son adoptados. “Es una medida delicada, pero también es tener humanidad con ellos. La culpa de que esté afuera, deambulando en las calles, es de nosotros los seres humanos, y con una eutanasia humanitaria se garantiza que el animal no sufra más”.

Revisión: M.V.Z. Fidel Lozano Gaspar.

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