
LA CRIPTORQUIDIA EN LOS PERROS Y GATOS
Testículos extirpados: el más pequeño es el que se encontraba fuera de la Bolsa testicular.
Se entiende por criptorquidia la anomalía congénita más frecuente del aparato reproductor del macho que consiste en la falta de descenso de uno o de ambos testículos hacia la bolsa en la que cuelgan los testículos externamente, pudiendo ser su causa un fallo hormonal o mecánico. Podemos hablar de criptorquidia verdadera cuando se ven afectados los dos testículos, o minorquidia cuando sólo uno de ellos es el que no desciende hacia el escroto o bolsa testicular. Como se ha citado antes, la criptorquidia es hereditaria debido al fallo de dos genes: uno que controla el descenso del testículo desde su lugar fetal junto al riñón y desde ahí hasta el canal inguinal en la ingle, y el otro gen que dirige la emigración desde el anillo inguinal en la cavidad abdominal, hasta la bolsa testicular al exterior corporal. A esta bolsa externa en la que son contenidos los testículos se le conoce con el nombre científico de “escroto”. Los números estadísticos de interés nos informan de que esta enfermedad es padecida con una incidencia del 0,8 a 10% en perros y del 0,4 al 2% en los gatos. Concretamente las razas que sufren criptorquidia con mayor frecuencia son: El Chihuahua, el Schnauzer miniatura, el Caniche de todos los tamaños, el Pomerania, el Siberian Husky, el Yorkshire, el Shetland sheepdog, los Pastores alemanes, el Boxer, el Teckel,o Dachshund las razas braquicéfalas o chatas y el Gato Persa.
Se dice que un perro o gato es criptórquido cuando en su desarrollo sexual uno o ambos testículos no se posicionan correctamente en la bolsa escrotal. Cuando esto se detecta,es importante acudir al médico veterinario ya que la mascota; perro o gato que padezca este problema puede presentar problemas severos si no se soluciona a tiempo.
Los órganos sexuales del perro comienzan a ser más visibles a partir de las 8 semanas de edad, cuando los testículos, aún en desarrollo, descienden desde el abdomen hasta el espacio escrotal, o bolsa en la que finalmente quedan alojadas las gónadas con cuyo nombre también son conocidos.
Si hay una alteración en este proceso y uno o ambos testículos no se han desarrollado correctamente hasta colocarse en su lugar, podremos observar el defecto a simple vista a partir de los 3 meses de edad del cachorro o mediante palpación.
Una vez que lo llevemos al médico veterinario, él podrá decirnos si se trata de un criptórquido inguinal, es decir, que el testículo se ha quedado a medio camino de su descenso hasta el escroto, o si es un criptórquido abdominal, que es cuando el testículo permanece en el interior del abdomen entre las vísceras sin iniciar su descenso.
PROBLEMAS DE LA CRIPTORQUIDIA
El problema de la criptorquidia va más allá de lo estético y puede desencadenar serios problemas de salud para nuestra mascota, ya que el testículo no descendido suele presentarse atrofiado de muchísimo menor tamaño y no funcional, lo que puede acabar en el desarrollo de un tumor testicular. Además, los criptórquidos abdominales tienen tendencia a sufrir una rotación testicular, que bloquea el aporte de sangre al testículo y que produce un dolor tan intenso que el perro que lo padece debe ser operado de urgencia.
El tratamiento de la criptorquidia en perros es la esterilización. Es importante llevarla a cabo tanto para prevenir complicaciones como el cáncer testicular como para evitar que el perro pueda transmitir la enfermedad a su descendencia.
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Es por ello que cuando se dá la criptorquidia, lo más recomendable es la extirpación de los testículos no descendidos y aprovechar dicha intervención para realizar la esterilización del perro. En este caso, la esterilización será rutinaria si se trata de un criptórquido inguinal cuyo testículo permite ser desplazado hasta la zona escrotal. En caso contrario, se requerirá hacer una incisión en el abdomen y habrá que ir palpando hasta localizar el testículo abdominal. Tras ser extraído, se realiza la esterilización rutinaria a través del escroto en el testículo que sí se encuentre presente y que sí esté situado en la bolsa testicular externa.
En cuanto a la recuperación del paciente sometido a cirugía, por criptorquidismo, serán necesarios tres a 12 días de vigilancia al perro o gato al que le haya sido practicado el acto quirúrgico cuyo objetivo haya sido la extirpación de ambos testículos, ya sea que hayan sido removidos de la cavidad abdominal o de su trayecto en el canal inguinal o ya sea que solo uno de los testículos haya sido recuperado y extraído de la bolsa testicular y el otro o ambos hayan tenido que ser sustraídos desde el abdomen o del trayecto inguinal.
Después de haber transcurrido este tiempo posterior a la cirugía de extirpación de un caso de retención testicular, podremos ver a nuestro canideo o felino con ánimo natural. Pero el tiempo de recuperación puede duplicarse cuando se trata de un criptórquidocompletamente abdominal.
Igualmente, ambos casos requerirán los cuidados y mimos de la familia de la mascota para que ésta vuelva a disfrutar cada día al máximo.
Revisión: M.V.Z. Fidel Lozano Gaspar.
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