El ser humano ha explorado las montañas, las selvas y los desiertos de la Tierra por siglos. Pero a pesar de cubrir más del 70% de la superficie terrestre, el océano sigue siendo prácticamente un misterio. De hecho, sabemos más de la superficie de Marte que del fondo marino; apenas se ha cartografiado más del 20% del lecho oceánico.
Obtener una imagen más completa nos permitiría navegar con mayor seguridad, crear modelos climáticos más precisos, tender cables de telecomunicaciones, construir centrales eólicas en alta mar y proteger las especies marinas, todo ello dentro de lo que se conoce como “economía azul”, cuyo valor se estima en US$ 3 billones para 2030.
Los vehículos robóticos subacuáticos equipados con sensores están ayudando a recopilar esos datos de forma más rápida y barata que nunca. Pero muchos de estos vehículos dependen de baterías con una vida útil limitada, y necesitan volver a un barco o a la costa para recargarse, lo que dificulta el mapeo de partes más remotas del mar.
Una startup de cinco años llamada Seatrec, fundada por el oceanógrafo Yi Chao, está afrontando este desafío. Mientras trabajaba en la NASA, Chao desarrolló una tecnología para proporcionar energía a los robots oceánicos aprovechando “la diferencia de temperatura que se produce de forma natural” en el mar, explicó a CNN Business.
Más ecológico y más barato
El módulo de energía puede instalarse en robots de recogida de datos ya existentes o en el propio dispositivo flotante de Seatrec. Éste se sumerge un kilómetro para examinar la química y la forma del fondo marino, utilizando un sonar para crear un mapa de la zona circundante.
El robot vuelve a la superficie para enviar sus resultados por satélite.
A medida que el flotador se desplaza entre las zonas más frías y las más cálidas del océano, el material del interior del módulo se derrite o se solidifica, provocando una presión que, a su vez, genera energía térmica y alimenta el generador de energía del robot.
“Se cargan con el mar, por lo que pueden prolongar su vida útil casi indefinidamente”, afirma Chao.
Un modelo básico de flotador suele costar unos US$ 20.000. Añadir el sistema de energía de Seatrec añade otros US$ 25.000, dijo Chao.
Pero el acceso a la energía renovable y gratuita y la posibilidad de permanecer más tiempo en el agua hace que la recopilación de datos sea hasta cinco veces más barata a largo plazo, según Chao. Según Chao, la empresa está fabricando menos de 100 dispositivos al año, principalmente para investigadores marinos, pero la tecnología se puede ampliar fácilmente: el módulo de energía de Seatrec también puede instalarse en los dispositivos de cartografía existentes para ampliar su alcance.