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Con Valor y Con Verdad

8 mil metros de tubería
La ausencia de agua potable de calidad trae consigo un alto precio en salud. El agua potable no es solo un recurso esencial para la supervivencia; es la base para la salud, la dignidad y el desarrollo.

Aunque es un derecho humano consagrado en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos desde 2012, miles de familias siguen enfrentando en nuestro país una terrible pesadilla de manera cotidiana: no tienen ni gota de agua.

Según datos recientes de la CONAGUA y el INEGI (y aunque en las últimas décadas ha crecido significativamente la infraestructura hídrica), en muchas zonas -sobretodo rurales- persisten brechas profundas con el vital líquido. Muchas comunidades dependen solamente de pozos, ríos, o captación de lluvia, y no gozan del gran privilegio de abrir una llave y poderse lavar las manos, usarla para la descarga en los escusados, o poder cocinar los alimentos.
El agua potable no es solo un recurso esencial para la supervivencia; es la base para la salud, la dignidad y el desarrollo. En comunidades indígenas y rurales del sur y centro del país, su ausencia limita el consumo diario a menos de los 50 litros recomendados por persona por la Organización Mundial de la Salud (OMS), afectando desde la higiene personal hasta la preparación de comida.

En localidades como las de la sierra de Puebla o la Mixteca, familias enteras –principalmente mujeres y niños– dedican horas al día al acarreo de agua. Estudios en comunidades muy pobres en el país, revelan que se realizan entre dos y tres viajes diarios, utilizando burros, carretas o simplemente a pie, para transportar bidones desde manantiales distantes o cisternas colectivas. Esta labor no solo consume tiempo que podría destinarse a educación o actividades productivas, sino que genera agotamiento físico y refuerza desigualdades de género: las mujeres participan en el 100% de estas tareas, según investigaciones locales.
En épocas de sequía -que en 2024 afectó el 75% del territorio nacional-, el esfuerzo se duplica. Familias compran garrafones o agua de pipas a costos muy elevados, erosionando economías de por sí, ya muy precarias.

La ausencia de agua potable de calidad trae consigo un alto precio en salud. El consumo de agua de fuentes no tratadas -ríos, pozos superficiales o arroyos contaminados por aguas residuales- propicia enfermedades gastrointestinales como diarrea, cólera, disentería y tifoidea, así como infecciones en piel y ojos. En regiones como el Valle del Mezquital en Hidalgo, expuestas históricamente a aguas residuales, se registran prevalencias elevadas de padecimientos digestivos.

Niños y adultos mayores son los más vulnerables: Naciones Unidas estima que estas enfermedades causan morbilidad significativa en países en desarrollo, y en el México rural representan una carga adicional para sistemas de salud limitados. La contaminación por bacterias, metales pesados y residuos agrícolas agrava el panorama, especialmente en comunidades indígenas donde el acceso a atención médica es verdaderamente restringida.

Estudiosos, expertos y organizaciones coinciden en que la solución pasa por mayor inversión pública en obras hidráulicas rurales. La nueva Ley General de Aguas, aprobada recientemente, reconoce sistemas comunitarios y busca ordenar concesiones, pero su implementación requiere recursos, muchos recursos.

Nuestra entidad posee un problema muy serio de falta de agua, sobre todo en las zonas más habitadas, y donde centenas de miles de personas han emigrado de prácticamente todo el país, con el sueño de mejores condiciones de vida.

Por todo lo anterior, es de festejar los trabajos de obras de Axapusco y Tepetlaoxtoc, Estado de México, para la instalación de 8 mil metros de tubería, que obviamente fortalecerán el suministro de agua potable, beneficiando a centenas de miles de habitantes. Falta muchísimo por hacer, y obviamente no se solucionarán los problemas hídricos en nuestro estado, ni tampoco se garantizará el derecho humano para todos los mexiquenses, pero todo lo que invirtamos (con nuestros impuestos) para ir atacando el problema, es muy plausible.

COLOFÓN:

+La visita de la Presidenta Sheinbaum al Parque Ecológico del Lago de Texcoco (área natural protegida de 14 mil hectáreas) hace unos días, llamó mucho la atención; aunque fue muy discreta la comitiva.

+Bajó 37 por ciento el robo de vehículos en Ecatepec. Y también bajaron 25% los delitos de alto impacto en aquel municipio.

+No es momento de visitar el Nevado de Toluca: la Coordinación de Protección Civil y Gestión Integral del Riesgo del Edomex cerró el ingresó por baja visibilidad, bajas temperaturas, fuertes rachas de viento, y alta probabilidad de sufrir hipotermia.

X: @GustavoRenteria /
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