Editoriales

Con Valor y Con Verdad 

Unidos sí, pero cómplices no

Lo único que podría cambiar los resultados, ya cantados para 2027, es la división al interior de Morena y la continuidad de los escándalos de la Cuatroté.

Después de la reforma “light” y el relanzamiento descafeinado del PAN; el desprestigio de Alito Moreno y la podredumbre de lo que queda del PRI; y las frivolidades del gobernador naranja de Nuevo León, y la nula influencia política que posee el líder de MC, se ve muy complejo que pueda tener la oposición éxito en las elecciones intermedias.

Lo único que podría cambiar los resultados, ya cantados para 2027, es la división al interior de Morena y la continuidad de los escándalos de la Cuatroté.

Es decir, la desunión del “movimiento” es la única esperanza para aquellos que no comulgan con la izquierda; en otras palabras, las peleas internas entre guindas es la única vía certera para la derrota del “sistema” y triunfo de los “opositores”.

Suena obvio, pero la coherencia ideológica y programática es lo que único que les permitirá a los claudistas mantenerse aglutinados. Su fuerza electoral depende pues, de que todos remen para el mismo lado del río.

Con “Barredoras”, viajes “fifís”, vuelos privados, propiedades por aquí y por allá, el exponencial crecimiento económico de algunos líderes y contradicciones en el discurso, ponen en riesgo todo lo logrado.

La gestión efectiva del poder no únicamente depende de los apoyos sociales o de la popularidad de la Presidenta, sino de la gobernabilidad y el mensaje que se manda a la población con el manejo de los recursos públicos. Y ese tema, la “austeridad república” ya se les salió de las manos.

Ya millones, inclusive de sus más cercanos seguidores, dicen que todos son iguales. No importa si son tricolores, azules, amarillos o guindas.

Debemos preguntarnos qué tanto resistirán ante las crisis. La titular del Ejecutivo sigue fuerte en las encuestas, pero muchos del primer nivel que la rodean, están en entredicho. 

Insistimos, la lucha por el poder interno es lo que puede llevarlos a la derrota. Ya no está López Obrador (de manera visible) que todo minimizaba y perdonaba desde el púlpito presidencial; hoy, con otros modos, la Jefa del Ejecutivo no perdona y avienta la sentencia: que el pueblo califique a cada uno de nosotros.

La unidad no implica eliminar diferencias, sino gestionarlas para priorizar objetivos comunes. Un partido unido es más competitivo, resiliente y capaz de cumplir sus promesas, mientras que la desunión suele llevar al fracaso electoral.

Pero la Presidenta no está dispuesta, en nombre de la “unión partidista”, a mancharse con algunos personajes que hoy, están señalados, como corruptos, asesinos, factureros o huachicoleros.

Unidos sí, pero cómplices no.

COLOFÓN:

+Defender a Cuauhtémoc Blanco ya es imposible.

+Obviamente no quieren entregar su “cabeza” porque de ahí se agarraría la oposición para pedir más “sacrificados”.

+Pero el Gobierno tendría que reflexionar el gravísimo daño, deterioro, estropicio, perjuicio, destrucción, golpe, lesión, herida, afección y trastorno que provoca este impresentable personaje.

POR GUSTAVO RENTERÍA

COLABORADOR

@GustavoRenteria