
El séptimo año de los gobernadores
Unos podrían ir a la cárcel, otros vivir a salto de mata; unos tranquilamente jubilados, otros apestados y un par participar en política.
El séptimo año es el más difícil del sexenio. Eso lo saben todos los mandatarios salientes. Se les acabará el poder en 2027 y también la firma en la chequera. Ya no podrán controlar a los medios, y casi todas las focas aplaudidoras se convertirán en sus críticos acérrimos.
Muchos que se dicen amigos serán ahora enemigos, y llegará el momento de las revanchas. Pero, ¿quiénes tienen la oportunidad real de seguir en la línea de flotación del poder? ¿Quienes se irán a la banca y quienes seguirán jugando?
El verde Ricardo El Pollo Gallardo, si no va a la cárcel puede darse por bien servido. Es el más impresentable de los 32. Su pasado siniestro y sus folklóricas formas lo convierten en el negrito en el arroz de la Conago.
En el Gabinete Federal no únicamente lo desprecian, sino que lo evitan a toda costa. San Luis Potosí podría convertirse en otro estado que tenga un ex gobernador tras las rejas.
El naranja Samuel Alejandro García Sepúlveda, difícilmente podrá con la carga de su excesiva frivolidad y enfermiza trivialidad. No le entregará a un correligionario las llaves de su despacho, sino que a alguno de sus enemigos acérrimos.
Dedicará su vida a defenderse de las acusaciones y a salvar a sus familiares, que también se han enriquecido inexplicablemente durante su penoso mandato en Nuevo León.
Seguro ganarán las elecciones los azules María Teresa Jiménez y Mauricio Kuri, pero María Eugenia Campos saldrá de Chihuahua envuelta en graves problemas. Los ex gobernadores de Aguascalientes y Querétaro podrán vivir tranquilos, y quizá regresar en unos años, vía el Legislativo.
¿Y qué les depara a los 12 gobernadores guindas que también dejarán el poder en sus estados? Muchos podrán disfrutar su jubilación, porque sus sucesores serán seguramente de la 4T.
Ahí podríamos anotar a Víctor Castro (BCS), Miguel Ángel Navarro (Nayarit), Indira Vizcaíno (Colima), Alfredo Ramírez Bedolla (Michoacán), Layda Sansores (Campeche), Evelyn Salgado (Guerrero), María Elena Lezama (Quintana Roo) y Lorena Cuéllar (Tlaxcala). Dejémoslo claro, son gobernadores impulsados y responden a los intereses de López Obrador, y algunos podrían ser rescatados, con posiciones menores.
Otros dos sí podrían ir al Gabinete de la Presidenta de la República: Marina del Pilar Ávila (Baja California) y Alfonso Durazo Montaño (Sonora). Y los dos restantes, de plano, se los quitaría de encima inmediatamente la Presidenta: Rubén Rocha Moya (Sinaloa) y David Monreal Ávila (Zacatecas).
Como ve usted, caro lector, unos podrían ir a la cárcel, otros vivir a salto de mata; unos tranquilamente jubilados, otros apestados y un par participar en política, en las grandes ligas. Así será su séptimo año.
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COLOFÓN
+Tiene mucho dinero, pero poca reputación.
+Germán Feliciano Larrea es el segundo hombre más rico de México, pero no tiene su propio banco.
+Qué razón tienen las abuelas: “el prestigio vale más”.
POR GUSTAVO RENTERÍA
COLABORADOR
@GustavoRenteria