El ataque con dron de febrero dejó vulnerable la estructura que confinaba el reactor 4; expertos del OIEA advierten que la protección ya no garantiza la contención total de material radiactivo.
La seguridad en torno a la central nuclear de Chernóbil volvió a encender las alertas globales después de que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmara que la estructura conocida como New Safe Confinement —la gigantesca cúpula que protege el reactor 4 desde 2016— sufrió daños graves tras un ataque con dron ocurrido en febrero pasado.
Aunque no se han detectado fugas de radiación ni incrementos en los niveles ambientales de la zona, el daño estructural es lo suficientemente serio como para que la agencia advierta que la cubierta ya no puede garantizar por completo su función original: aislar residuos radiactivos y evitar su dispersión.
Según expertos consultados por el OIEA, el artefacto explosivo perforó el revestimiento exterior de acero y provocó incendios internos que tardaron semanas en ser controlados. Durante los trabajos de inspección, se localizaron decenas de perforaciones adicionales en el armazón, comprometiendo la resistencia y la hermeticidad de la estructura.
A pesar de los trabajos de emergencia para apuntalar las zonas más afectadas, los especialistas coinciden en que estas reparaciones solo ofrecen una solución temporal. La cúpula, diseñada para resistir un siglo y cubrir el viejo sarcófago soviético, requiere ahora una revisión integral.
Hasta ahora, los sensores instalados en la zona no han detectado emisiones radiactivas fuera de los rangos habituales. Sin embargo, el deterioro de la cubierta incrementa la vulnerabilidad del sitio ante nuevos ataques o incluso fenómenos naturales básicos, como filtraciones de agua o corrosión acelerada.
Para Ucrania y la comunidad internacional, el incidente supone un retroceso en los complejos planes de desmantelamiento del reactor, un proceso que dependía de la estabilidad total del New Safe Confinement.
Con información de Baja News