Editoriales

Con Valor y Con Verdad

Carrera de resistencia

Con el inicio del nuevo año iniciará pues, una vorágine política en nuestra entidad que concluirá hasta el 15 de septiembre del 2029, con la transmisión de poder estatal y el inicio de la carrera presidencial en 2030.

El PRI utilizó toda clase de artimañas para mantenerse en el poder. Embarazaban las urnas con boletas pre-marcadas a favor de candidatos tricolores antes de la votación. O grupos de votantes eran transportados para votar múltiples veces en diferentes casillas. Carrusel le llamaban a esa operación fraudulenta.

Compraban electores, votos por dinero pues. O bien, agentes priístas distribuían bienes en comunidades pobres a cambio de sufragios. Otra fórmula, más sofisticada, era el ratón loco: el marcado intencional de boletas para invalidar votos opositores; los representantes del PRI en las casillas, alteraban las papeletas durante el conteo, marcándolas erróneamente.
Otro camino fue el “mapacheo”: el robo o alteración de urnas durante la jornada; grupos armados o mapaches intercambiaban urnas reales por falsas rellenas. Más adelante recurrieron a la “alquimia electoral”: cambio de números, alteración y falsificación de actas.

Inflaron padrones, intimidaron votantes, usaron recursos públicos de manera ilegal, destruyeron boletas y hasta tiraron el sistema electoral. Pasando por la compra vulgar de los medios de comunicación.
Votaban los muertos, entregaban comida a cambio de votos (operación tamal), traslado de votantes de otros estados (turismo electoral) y retraso intencional en casillas para desanimar votantes (tortuguismo).

Y claro, inventaban delitos a los opositores clave; y hasta los mataban. Pero uno de los últimos coletazos del dinosaurio fue que las elecciones para gobernador del Estado de México y Durango se celebraban (y se celebran) un año antes de la elección presidencial.

Los tres sectores del priismo le apostaban a sus bastiones para que impulsaran la maquinaria; varias veces les funcionó, hasta que reventó la máquina electoral tricolor.

Pero esas modificaciones constitucionales siguen vigentes en el Estado de México: Eruviel Ávila gobernó del 2011 al 2017, y todavía les alcanzó para impulsar la maquinaria del sistema para empujar a Peña a Los Pinos.

Le dejó el poder a Alfredo del Mazo Maza, pero éste ya no pudo meter a Los Pinos a José Antonio Meade en 2018; les ganó las elecciones Andrés Manuel López Obrador. El nieto de Del Mazo Vélez y el hijo de Del Mazo González le entregó el poder a Gómez Álvarez, en 2023 (un año antes de que fuera electa Claudia Sheinbaum Pardo en la titularidad del Ejecutivo Federal).

Es decir, la texcocana dejará el poder en 2029, un año antes de las elecciones federales. En otras palabras: la maestra Delfina, este 15 de septiembre de 2026, cumplirá tres años en el poder, en medio de la definición de sus candidatos a San Lázaro, la renovación de las 125 alcaldías y la totalidad del Congreso mexiquense.

Todo el 2027 estará marcado por las elecciones intermedias, los conflictos postelectorales, las impugnaciones, las entregas de constancias de mayorías y los reacomodos políticos. En 2028 se definirá el nombre de los candidatos que irán en la boleta en 2029, para así escoger al sucesor de la primera gobernadora.

Con el inicio del nuevo año iniciará pues, una vorágine política en nuestra entidad que concluirá hasta el 15 de septiembre del 2029, con la transmisión de poder estatal y el inicio de la carrera presidencial en 2030. Nuestro estado se deslizará, desde ya, en un tobogán político electoral, lleno de movimientos, reacomodos, traiciones y definiciones.

Venga pues la maratón mexiquense, donde muchos no lograrán cruzar el 26; otros se darán por vencidos en el 27; unos más fallecerán en el 28 y sólo un paisano (o paisana) gritará “Viva México”, cuando se despida la maestra en el 29. Esta es una carrera de resistencia.

@GustavoRenteria