
IV Domingo de Pascua. Ciclo C
“Yo les doy la vida eterna a mis ovejas”
Juan 10,27-30
Hace días escuché y leí la mejor descripción del papa Francisco:
pastor bonus, buen pastor. En estos días celebraremos el día de
la madre y el del maestro. Para nadie es un secreto que estos
dos personajes son claves en la formación y educación de las
nuevas generaciones. El presente y el futuro de la sociedad
dependen, en gran medida, de buenos hogares y buenas
escuelas. Junto a/con otros actores sociales tienen la misión
de formar y acompañar a quienes en un futuro próximo van a
relevar a los protagonistas del presente.
Hemos referido tradicionalmente el término pastores a
sacerdotes y obispos. Puede referirse también a quienes tienen
la encomienda de acompañar en la formación integral a otras
personas; es el caso de madres y maestros. Los desafíos que
tenemos los educadores en la actualidad surgen de la
emergencia educativa en el cambio de época que vivimos… El
mundo está cambiando en los valores que lo sostienen, los fines
que persigue y los medios para alcanzar esos fines.
Buscar y encontrar nuevos modelos educativos es fatigoso. Hay
esperanzas y desalientos; también, intereses mezquinos. El
horizonte de esperanza que abre nuestra fe en Jesucristo, el
Buen Pastor y el Buen Maestro, puede abrir las puertas y
darnos sabiduría para encontrar el camino que nos conduzca a
lograr los fines de la educación en este cambio de época. Educar
para la libertad, el amor, la solidaridad… y el respeto a las
personas y la creación, es la gran tarea para educadores y
pastores.
Todo esto he tenido presente al escuchar y meditar el Evangelio
del Buen Pastor. Quizás las imágenes que aparecen en el texto
no nos dicen mucho a los habitantes de la ciudad con
mentalidad urbana. Hablar de rebaño, pastor, lobos, voz,
seguimiento… está muy lejos de la cultura urbana. Sin
embargo, el Evangelio que escuchamos se sirve de estas
imágenes para presentarnos al Resucitado no sólo como EL
QUE VIVE sino también para indicarnos que Él es quien nos
conduce a la VIDA PLENA… Una nueva forma de comprensión
del pastoreo y la educación se ha inaugurado con el Resucitado.
Pastor y maestro, decía un antiguo canto que escuché cuando
era niño; se refería a un muy querido obispo. Ser pastor y ser
maestro se implican, entendí después. Sabemos bien que
Jesucristo es el único en quien se identifican absolutamente.
Nuestro compromiso y tarea es avanzar cada día en ser buenos
discípulos si queremos cumplir la misión de ser buenos
pastores y buenos educadores en un mundo cambiante. El
buen cristiano tiene que ser buena oveja para llegar a ser buen
pastor; no hay de otra. Dejarse pastorear por el Señor y tener
su mirada compasiva ante las nuevas y complejas realidades
que vivimos es nuestra mejor escuela.
¡Felicidades, mamás! ¡Felicidades, maestros! Felicidades a
quienes dedican su vida a la educación y formación de las
nuevas generaciones. Que Cristo Jesús, el Pastor y Maestro por
excelencia, los ilumine para ser los educadores y pastores que
nuestro mundo y la Iglesia necesitan.
Les bendigo en/con la alegría de la Pascua.
+ Sigifredo
Obispo de/en Zacatecas